En tres años, allá por noviembre de 2026, podremos ir a cualquier tienda y supermercado a devolver las latas, bricks o botellas de plástico. Antes, al comprar la bebida, habremos «pagado» un poquito más por alquilar el envase que lo contiene, una especie de depósito que nos será devuelto cuando llevemos de nuevo la botella, brick o lata vacío al establecimiento. Este nuevo sistema llamado SDDR o Sistema de Depósito, Devolución y Retorno acaba de ser aprobado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). «España se sitúa a la altura de las más de 50 regiones en el mundo en las que funciona con éxito la práctica de devolver el casco», decía en un comunicado la Alianza Residuo Cero junto a las otras 130 entidades que promueven este sistema y que forman parte de la plataforma #LeyDeResiduosYa. Desde hacía unas semanas se esperaba la decisión final del gobierno que primero, y según le Ley de Residuos aprobada en 2022, debía hacer públicos los datos de reciclaje de envases. Si el indicador estaba por debajo del 70%, el SDDR saldría adelante.
Lo cierto es que el camino del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno no ha sido fácil ni corto. Entre abril y junio de 2013 se realizó la primera prueba piloto de este sistema en Cadaqués (promovida por Retorna y con participación de varias empresas, estuvo tutelada por la Agencia de Residuos Catalana). Los envases que se incorporaron fueron los mismos que se han aprobado ahora: envases metálicos y de plástico de menos de tres litros de agua, cerveza, zumos y refrescos (incluidas bebidas energéticas y combinados), «los productos más consumidos», según los promotores de la prueba. Se aplicó un depósito de cinco céntimos por envase y participaron ocho comercios pequeños y dos supermercados . Al final de los seis meses se consiguió un retorno de más de un 90% de las ventas (antes, la recogida selectiva alcanzaba el 35%). Tras el de Cadaqués, se realizaría algún que otro piloto puntual en España como en Formentera y algún intento de implantación, como en Valencia en 2016, pero la experiencia del SDDR en nuestro país acaba aquí de momento, aunque en países como Alemania sea una práctica ya consolidada (Alemania lo implantó en los años 80 y presume de unos ratios de reciclaje de envases superiores al 90%.
Ese es el objetivo del SDDR: mejorar el reciclaje de envases y complementar al Sistema Integrado de Gestión que ya existe y que se basa en la recogida y gestión a través del contenedor amarillo. «Una parte importante del consumo de latas y botellas de bebidas se realiza fuera del hogar y son los residuos que acaban mayoritariamente tirados en el entorno y sin reciclar. En España consumimos 55 millones de bebidas cada día y unos 35 millones acaban en el medio ambiente. En los lugares donde se ha implantado el SDDR se ha conseguido reciclar el 90% de los envases, mucho más que lo puedes alcanzar a través del sistema de contenedores», explican desde la organización Retorna (una de las defensoras en España de este sistema).
¿Cuánto reciclamos en España? Es la pregunta que justifica que se implante el SDDR y también motivo de disputa en. Según los últimos datos publicados por el Miteco (y los que le han llevado a decidir implantar el SDDR) el porcentaje de recogida separada de botellas en 2023 fue el 41,3%. Más del 60% no retornar al sistema (es decir, no se reciclan). La 7/2022 establecía que si durante 2023 la recogida era inferior al 70% se implantaría el SDDR y que el gobierno tenía hasta finales de octubre de 2024 para comprobarlo. Según entidades como Retorna, las botellas de plástico que se recogen separadamente apenas han llegado a un 36% si se tiene en cuenta «el estudio realizado por Eunomia y encargado por Zero Waste Europe». Ecoembes, el Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) que agrupa a 6.000 empresas envasadoras y comercios y que lleva desde 1998 gestionan los residuos del contenedor amarillo eleva la cifra el 73,4%. De hecho, la entidad presentó un comunicado nada más conocerse el dato del ministerio alertando de que las tasas no coinciden porque el ministerio «apenas incorpora en su cálculo las cantidades recogidas en zonas de alta afluencia (centros deportivos, hospitales, universidades…), que representan más del 40% del total de las botellas recogidas selectivamente en 2022 y 2023.
¿Devolver el casco?
Con el SDDR aprobado, ahora se inicia el proceso para que las marcas de bebida y los supermercados, en un margen de dos años, vendan aguas, zumos, bebidas refrescantes, energéticas e isotónicas y bebidas alcohólicas con un pequeño depósito que se devolverá a quien devuelva los envases vacíos a la tienda. El precio por alquilar el envase oscilará entre los 0,02 y los 0,30 euros. «Podrán recoger los envases o bien de forma manual almacenándolos o instalando una máquina para que las personas recuperen su dinero», indican desde la organización Rezero. Hay unos diez fabricantes de máquinas de SDDR. Tomra, de origen noruego, ha subido en la bolsa de Oslo desde que se anunciara en España la llegada del sistema de devolución y retorno. «En menos de una semana la acción de la empresa registra un incremento del 13,8%», publicaba recientemente Cinco Días.
En ocasiones se ha dicho que este SDDR es similar al devolver el casco que existía hace décadas, sin embargo, hay alguna diferencia. Antes las botellas, que eran de cristal, se reutilizaban y ahora el fin de la devolución es el reciclaje. «El camino es el mismo que para los envases del contenedor amarillo y el destino final es siempre el reciclaje, no la reutilización como sucedía antiguamente con el casco. Las botellas de vidrio son las únicas que se pueden reutilizar y eso solo sigue sucediendo en el canal Horeca. Este nuevo sistema se aplica a las botellas de plástico que no se reutilizan. Además, eso supone sacar los plásticos PET de mayor calidad del contenedor amarillo. Si quitas el plástico preciado que es el PET, puede que el reciclaje del resto de lo que va a parar a dicho contenedor cueste más», puntualiza Eduardo Perero, director técnico adjunto de la Fundación Conama.
Esta puntualización es también de las más comunes al hablar del SDDR y es que el nuevo sistema de depósito, devolución y retorno solo admite una parte de los residuos . «Es un sistema complementario que por sí solo no puede funcionar. Este tipo de envases de bebidas solo representan el 9-10% del total recogido. Según sus promotores la eficiencia en la recogida está entre el 90-95%, pero es que aunque estuviera en el 80-85, solo se trata de esa fracción. Sí o sí tiene que haber un SCRAP que ya recoge lo de la calle depositado en bolsas. Además, en ambos casos tienes que contar con la colaboración de los ciudadanos. No estamos ni a favor ni en contra, simplemente decimos que hay detalles que se tienen que tener en cuenta. Por ejemplo que obligas a los establecimientos a tener un lugar para el almacenamiento de las devoluciones. También hay que tener en cuenta la experiencia de los SCRAP ya existentes», matiza Manuel Guerrero Pérez, director de la Fundación para la Economía Circular.
Economía Circular
Para los portavoces de la organización Rezero el nuevo sistema de depósito, devolución y retorno puede ser una puerta de entrada a una futura reutilización; un objetivo más alineado con la idea de economía circular. «Se ha perdido la cultura de antes de reutilizar cuando se llevaba el vidrio limpio de vuelta a la tienda. Ese es el camino que abre el SDDR, el del cambio de hábitos. En el canal Horeca la reutilización nunca se ha perdido y existen algunas iniciativas exitosas también fuera de este canal. Veritas, por ejemplo tiene su sistema de reutilización para cascos de agua de Vichy. Ahora con los establecimientos pasará igual. Esto que te cuento es un paso más allá de lo que se ha aprobado, que no incluye el vidrio, pero es nuestro objetivo; no tanto que se reciclaje como llegar a volver a usar para no generar residuos.
Dos años para ver cómo funcionará
La Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) ha reaccionado antea la aprobación del nuevo sistema alertando de que ahora «venga un tiempo para su definición y consideración de las particularidades de nuestro país, así como de adaptación suficiente para su exitosa implantación, dado que el modelo supone un importante cambio en los procesos para el conjunto de la cadena y una sustancial modificación en los hábitos de los consumidores». Desde la Fundación para la Economía Circular se preguntan cómo se implementará en los pueblos de la España vacía o en sitios despoblados: «¿El comerciante tendrá que pagarprimero el coste por instalar la máquina de recogida? ¿Y cada cuánto tiempo se recogerá?, porque si es cada pocos días habrá que sumar el impacto medioambiental del transporte», dice Manuel Guerrero.
Fuente: larazon.es / Eva Martínez Rull