Desde principios del siglo XX, el nivel medio global del mar ha aumentado más rápido que en cualquier siglo anterior de los últimos tres mil años, y lo peor de todo es que esa tasa de aumento se está acelerando exponencialmente. Ese es el inquietante mensaje con el que arranca el informe técnico que acaba de presentar la ONU en colaboración con la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y en el que han participado investigadores del University College de Londres, la Universidad Humboldt de Berlín o el Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, entre otras instituciones científicas de máximo nivel internacional.
El informe fue presentado el pasado martes por el Secretario General de la ONU, António Guterres, durante su visita oficial a Tonga y Samoa: dos de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) del Océano Pacífico que afrontan el riesgo más que probable de desaparecer bajo las aguas. De hecho, la subida del nivel del mar y otros impactos climáticos están castigando con mayor fuerza a estos archipiélagos, obligando a la población de las islas Fidji, Vanuatu y Salomón a trasladarse. El próximo 25 de septiembre, líderes mundiales y expertos se reunirán en la sede de la ONU en Nueva York para debatir sobre la necesidad de acelerar las medidas para hacer frente a una amenaza que Guterres no ha dudado en calificar como “una situación de locos que podría alcanzar una escala inimaginable si no actuamos de inmediato”.
Los científicos han establecido claramente la vinculación directa entre el aumento del nivel del mar y el cambio climático. A medida que la temperatura global aumenta debido al calentamiento global, los océanos absorben gran parte de este exceso de calor. Según la OMM, los océanos han absorbido más del 90% del calor excesivo acumulado por las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), un 85% de las cuales se debe a la quema de combustibles fósiles. Como consecuencia, el agua caliente aumenta de volumen (un proceso conocido como expansión térmica), lo que, junto al deshielo de las regiones polares y los glaciares, provoca la subida del nivel del mar.
Clima recalentado: océano inflamado
Según los datos del informe presentado por la ONU la tasa de aumento del nivel del mar fue de 0,13 cm por año entre 1901 y 1971, aumentando a 0,19 cm por año entre 1971 y 2006. A partir de ese momento el ritmo empezó a acelerarse hasta alcanzar los 0,48 cm por año entre 2014–2023: más del doble que el anotado en la década anterior (0,21 cm). En todo caso cabe señalar que el aumento del nivel del mar no se produce de manera uniforme, sino que los patrones de circulación oceánica, como la corriente del Golfo, pueden provocar diferencias regionales en diferentes zonas del planeta.
La subida del nivel del mar amenaza a las costas de Florida. (EFE/C. Herrera)
Entre las que se están viendo más afectadas destacan las zonas costeras de baja elevación (LECZ, por sus siglas en inglés: Low Elevation Coastal Zones). Estas zonas comprenden áreas continentales e insulares ubicadas a menos de diez metros sobre el nivel medio del mar, y están repartidas por todos los continentes: desde pequeños archipiélagos en mitad del océano hasta grandes áreas metropolitanas costeras; desde los trópicos hasta las regiones polares; tanto en el Norte como en el Sur globales, acogiendo en la mayoría de los casos algunos de los destinos turísticos más importantes del mundo.
El aumento acelerado del nivel del mar podría redefinir las costas hacia finales de este siglo
De hecho, gran parte de la población mundial, de las actividades económicas, de las mayores infraestructuras, de los parques nacionales y los sitios que forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO se concentran en las LECZ. Actualmente los países y las metrópolis ubicadas junto al mar y a escasos metros de elevación generan alrededor del 14% del PIB mundial y albergan a casi el 15% de la población mundial (alrededor de mil doscientos millones de personas): una cifra que previsiblemente aumentará mucho más hacia mitad de siglo.
El mar esta devorando las casas en Tuvalu. (TMS)
Según la ONU los habitantes de las zonas costeras de países densamente poblados como Bangladesh, China, India, Países Bajos y Pakistán estarán en peligro y podrían sufrir inundaciones catastróficas. También corren peligro algunas de las grandes ciudades ribereñas de todos los continentes, como Bangkok, Bombay, Buenos Aires, Dacca, Lagos, Londres, Los Ángeles, Miami, Nueva Orleans, Nueva York, Río de Janeiro, Shanghái, Tokio o Yakarta, entre otras.
«Responder al SOS»
La subida del nivel del mar tiene amplias repercusiones no sólo en el medio físico, sino también en el tejido económico, social y cultural de las naciones más vulnerables. Las inundaciones de agua salada pueden afectar a los ecosistemas costeros, destruyendo los arrecifes de coral, las praderas submarinas o el manglar, que juegan a su vez un papel fundamental en la mitigación del cambio climático.
El manglar mitiga los daños de los temporales marinos (Jose Luis Gallego)
También desplaza a las poblaciones de peces y anega las tierras agrícolas, arruinando cultivos tan básicos como el arroz, del que se abastece buena parte de la población mundial. Asimismo puede inutilizar grandes infraestructuras e inundar distritos enteros de las grandes ciudades costeras, causando el traslado de millones de ciudadanos hacia las tierras de interior.
La salinización de los acuíferos, así como el avance de la intrusión salina hacia las cabeceras de los ríos, afectará a los suministros de agua dulce, reduciendo el acceso a este recurso básico en países desarrollados donde hasta ahora lo daban por garantizado. Todo ello sin mencionar la pérdida de ingresos del turismo, un motor económico clave para las regiones que se van a ver afectadas. Y es que, como recuerda la ONU, incluso si el calentamiento se limitase a un aumento de 1,5 °C y cumpliéramos con el Acuerdo de París, el planeta experimentará un notable y peligroso aumento del nivel del mar en las próximas décadas.
Por todo ello, tal y como señalan desde Naciones Unidas, mitigar las causas que están provocando ese aumento, con la quema de combustibles fósiles al frente, y adaptarse a esta grave consecuencia del calentamiento gobal requiere una respuesta urgente por parte de los principales emisores de GEI y responsables de la crisis climática. Una respuesta basada en los principios de solidaridad y justicia climática respecto a aquellos que, sin ser responsables de las causas, están sufriendo en mayor grado sus consecuencias. Por ejemplo, las previsiones de aumento del nivel del mar para la región del Pacífico, cuya contribución a las emisiones de GEI se mide en decimales, señalan que podría ser incluso superior a un metro (dos en el peor de los escenarios), lo que sumergiría bajo las aguas a buena parte de los PEID.
El remedio más eficaz es frenar el calentamiento global eliminando las emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles
Durante su visita de este martes a Samoa, Antonio Guterres volvió a hacer un llamamiento a la acción recurriendo al estilo enfático al que nos tiene acostumbrados: “el aumento del nivel del mar -apuntó en esta ocasión- es una crisis provocada por la humanidad, y el mundo debe actuar y responder al SOS antes de que sea demasiado tarde”. Añadiendo que “los líderes mundiales deben intensificar sus esfuerzos para reducir drásticamente las emisiones globales, liderar una eliminación gradual, rápida y justa de los combustibles fósiles y aumentar masivamente las inversiones en adaptación climática. Solo así lograremos proteger a los países y las personas más vulnerables de los riesgos presentes y futuros”.
El informe completo puede consultarse aquí (en inglés)
Fuente: El Confidencial.com , Jose Luis Gallego