La gestión eficiente de los recursos hídricos es uno de los principales desafíos para los países más afectados por el avance del cambio climático, como por ejemplo los situados en la región del Mediterráneo: una de las que está padeciendo impactos más severos. Sequías cada vez más rigurosas y persistentes, olas de calor extremo, graves inundaciones: los niveles de alerta relacionados con el agua no dejan de ir en aumento en esta parte del mundo.
Por todo ello, además de impulsar la acción climática para contribuir a la mitigación del calentamiento global, los países del sur de Europa deben reforzar su capacidad de adaptación para afrontar la crisis del agua asociada al cambio climático. Una crisis que amenaza seriamente el bienestar de las personas, la conservación del medio ambiente o las actividades económicas, y que tiene como principales herramientas de respuesta la investigación y la innovación.
Investigar para ampliar el conocimiento sobre las amenazas a las que nos enfrentamos y las respuestas más adecuadas para eludirlas. Innovar para hallar las tecnologías, métodos y procesos que nos permitan hacer un uso más eficiente del agua. Una nueva manera de relacionarnos con este recurso básico que debe estar basada en el ahorro y la circularidad. Solo así lograremos disociar nuestro desarrollo económico de su agotamiento. Un objetivo al que los centros tecnológicos del agua y los equipos de investigación europeos se están aplicando con especial empeño.
Inventando soluciones
Así lo demuestra el reciente informe de la Oficina Europea de Patentes (OEP) sobre el avance de las patentes internacionales en el sector del agua. En él se destaca que los países europeos acaparan el mayor número de inventos vinculados con nuevos procesos y tecnologías sobre el ciclo del agua. Para elaborar el cálculo se han analizado las diferentes familias de patentes internacionales (IPF, por sus siglas en inglés) presentadas en los últimos años. Y el resultado es que los investigadores de los estados que integran la OEP acaparan el 40% de las 22.000 IPF sobre el agua registradas en las últimas tres décadas. Muy por detrás se sitúan Estados Unidos, con el 23%; Japón, con el 12 %; China, con el 6 % y la República de Corea, con el 5 %.
El informe también destaca que España es el país europeo con una mayor tasa de especialización en tecnologías que combaten las problemáticas relacionadas con el ciclo del agua: desde su captación, distribución y suministro, hasta el tratamiento de las aguas residuales, su regeneración y reutilización o la protección contra las inundaciones, entre otras partes del ciclo. Nuestro país es el que alcanza el mayor índice de propuestas tecnológicas, el conocido como índice de ventaja tecnológica revelada (RTA, por sus siglas en inglés), con una puntuación de 2,3. Muy por detrás figuran Austria (1,8), Finlandia (1,6) y Países Bajos (1,5).
Entre las principales innovaciones ponderadas en el RTA figuran las vinculadas con el tratamiento de las aguas, representando alrededor del 60% de todas las novedades. El ámbito de mayor crecimiento en los últimos años ha sido el de la eficiencia, la automatización y el control de las diferentes etapas del ciclo integral.
Infraestructuras pendientes
Según el presidente de la OEP, António Campinos, «el agua es uno de nuestros recursos más valiosos, y ante las amenazas que plantea el cambio climático, la innovación debe avanzar a un ritmo todavía más rápido en las próximas décadas». A tal efecto, el responsable de la OEP destaca que este estudio «proporciona a las autoridades y al público nuevos datos y análisis de alta calidad sobre cómo está evolucionando la tecnología del agua en el mundo, a la vez que alienta a los inventores a que sigan trabajando en el desarrollo de soluciones innovadoras para hacer frente a los retos hídricos a los que nos vamos a enfrentar». Sin embargo, como se reconoce al final del informe, todos estos avances no serán efectivos sino se traducen en soluciones aplicadas mediante la inversión necesaria.
En ese sentido, la carta suscrita por una veintena de países de la UE y dirigida la semana pasada a la presidenta Von der Leyen, pone de manifiesto la importancia de la investigación científica y el desarrollo tecnológico para preservar el buen funcionamiento del ciclo del agua y garantizar el acceso a los ciudadanos europeos. La misiva pide a la reelegida presidenta de la Comisión que afronte «la urgente necesidad de reforzar las inversiones en estas áreas, ya sea a través de los instrumentos financieros tradicionales, como mediante la búsqueda de nuevas fórmulas de financiación público-privada capaces de movilizar los recursos necesarios y atender las necesidades de la sociedad».
Un reciente estudio sobre el déficit de inversiones en el ciclo del agua en España, elaborado por la consultora PwC, denunciaba que las administraciones españolas han alcanzado un nivel de deuda en infraestructuras hídricas de 5.000 millones de euros anuales, siendo uno de los ámbitos más afectados el del abastecimiento urbano. Según se detalla en el informe, para asegurar el buen funcionamiento del ciclo urbano del agua es necesaria una inversión excepcional de 31.000 millones de euros en los próximos 5 años. Solo así se logrará cumplir con la regulación vigente y minimizar el riesgo de restricciones severas, unas restricciones que podrían afectar a trece millones de ciudadanos españoles en el corto plazo.
Según el último informe de la OCDE sobre esta materia la demanda de agua aumentará un 55% en las próximas tres décadas, y más del 40% de la población mundial vivirá en núcleos urbanos que se verán sometidos a situaciones de estrés hídrico entre moderadas y graves. Y una de las regiones que se va a ver más afectada es el sur de Europa.
Como no dejan de recordarnos los científicos, estamos en la zona cero de la crisis climática. Nuestro país aparece en rojo en todos los modelos climáticos que elaboran los climatólogos: tanto a corto como a medio plazo; tanto los de altas temperaturas como los de estrés hídrico. Sin embargo:la inversión española en infraestructuras hídricas en relación con su PIB es de las más bajas de la Unión Europea. Mientras que la media en este ámbito en la UE representa aproximadamente el 0.40% del PIB, España invierte solo el 0.09%
En la última década, España ha dejado de ejecutar el 70% de las inversiones planificadas en infraestructuras hídricas
En contraste con todo ello, y según la OEP, somos el país que dedica más atención a la investigación y la innovación tecnológica para garantizar un acceso seguro y cómodo al agua potable y de saneamiento (un derecho humano reconocido por la ONU) en época de escasez. La pregunta es ¿y si pasamos de la teoría a la práctica y transformamos todo ese conocimiento en soluciones aplicadas? Acaso no exista otro capítulo de inversiones más necesario y urgente en nuestro país.
Fuente: El Confidencial. José Luis Gallego.