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Vapers, auriculares y miniventiladores: científicos piden la prohibición de la tecnología desechable

Una marea tecnológica desechable nos acecha. El vapeo, los auriculares o los miniventiladores se han colado entre los principales contribuidores a la acumulación internacional de desechos y la degradación ambiental. Durante los últimos años, el debate en torno a los cigarrillos electrónicos se ha centrado en los riesgos que implica para la salud, especialmente a los menores, pero nos hemos olvidado del plomo, del mercurio, del litio o de las tierras raras que hacen que funcionen, elementos considerados críticos por industrias ecológicas como las de los vehículos eléctricos, que han visto como disminuía su disponibilidad global.

«Desafortunadamente en el siglo XXI estamos asolados por una cultura del descarte y el deseo de tener artículos de un solo uso en la vida cotidiana. Prohibir los vaporizadores desechables contribuirá de alguna manera a proteger la salud y el medio ambiente natural«, apunta Sue Dawson, profesora de Geografía Física de la Universidad de Dundee.

Nueva Zelanda, Australia, Reino Unido y Francia ya lo han prohibido. Irlanda y Alemania se lo piensan. Y otros como Bélgica y España esperan una respuesta unánime de la Unión Europea. En un artículo que acaba de publicar la revista Science, un grupo de investigadores del Reino Unido reclama su prohibición global. «Han pasado apenas unas décadas desde que se fabricaron los primeros productos de plástico de un solo uso, pero sus residuos contaminan ahora todos los rincones de nuestro planeta«, recuerda Richard Thompson, jefe de la Unidad Internacional de Investigación de Basura Marina de la Universidad de Plymouth.

Las ventas de vaporizadores desechables se cuadriplicaron en el Reino Unido entre 2022 y 2023. Antes de su prohibición los consumidores tiraban a la basura alrededor de 5 millones de dispositivos cada semana. La recolección anual habría servido para alimentar las baterías de 1.500 coches eléctricos. Pero si nos vamos a EEUU, la cifra se dispara: cada segundo se tiran 4,5 vaporizadores desechables.

«Aunque se trata de una tecnología que se comercializa como reciclable, el producto se vende sin instrucciones claras de cómo reciclarlo; y ofrece incentivos mínimos a los consumidores para que devuelvan estos valiosos materiales una vez que hayan terminado de usarlos», apuntan en Science estos expertos en ciencias ambientales, en ciencias de materiales, biología marina, comportamiento del consumidor y ética de la Universidad de Abertay, la Universidad de Dundee, el University College London y la Universidad de Plymouth.

En teoría, los vaporizadores deben tratarse como dispositivos electrónicos y dejarse en un punto de recogida. Incluso separarse sus partes plásticas, que irían al contenedor amarillo, de sus baterías. Pero en su lugar nos los encontramos en calles, playas, ríos y vertederos, donde se multiplican los incendios accidentales, los últimos en Münster, Alemania; Ruán y Toulose en Francia o Kansas en EEUU. Tras ellos, baterías no más grandes que una uña, y presentes no sólo en los vaporizadores. También en juguetes infantiles y simples tarjetas de felicitación de cumpleaños.

«Debemos abordar esta crisis antes de que nos consuma. En este momento tenemos una ventana de oportunidad muy estrecha y se está cerrando rápidamente. La acción legislativa, en particular del gobierno del Reino Unido comienza a abordar este problema, pero se requiere una acción que vaya más allá de producto por producto y país por país», apunta Laura Young, autora principal de la carta, galardonada activista ambiental e investigadora de doctorado en la Universidad de Abertay y la Universidad de Dundee.

Para abordar esto, los investigadores han pedido una reforma urgente de las prácticas de la electrónica desechable en la industria tecnológica, y así evitar el agotamiento continuo de los recursos y la degradación ambiental. «Reconocemos que prohibir productos que proporcionan placer a millones de personas puede parecer antiempresarial. Pero las empresas implicadas no han actuado de forma responsable. De hecho, lo que está quedando muy claro es que la desechabilidad no es compatible con la salud del planeta», apunta Mark Miodownik, profesor de Materiales y Sociedad del University College de Londres.

La advertencia de estos científicos se produce mientras los líderes mundiales se reúnen en Ottawa, Canadá, para la IV sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-4) convocado para dibujar un tratado internacional sobre plásticos que sea legalmente vinculante.

Fuente: El Mundo. Ricardo F. Colmenero.

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2024/04/25/662a2440fdddff698b8b457e.html

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