La caída al mar frente a las costas de Portugal de un contenedor con 25 toneladas de granza plástica (pellets), y su posterior llegada y dispersión por las playas de Galicia y las costas del Cantábrico, ha dado lugar a uno de los episodios de contaminación más impactantes de los últimos años en España.
Sin embargo, aun tratándose de un desastre ecológico de primera magnitud que va a tener graves consecuencias para el medio marino, este grave incidente debería entenderse a su vez como una señal de alarma, una clara llamada a la atención respecto a uno de los mayores dilemas medioambientales a los que nos enfrentamos: el incesante incremento de la producción de plástico y de su vertido incontrolado como residuo.
Según de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la producción mundial de plástico se ha duplicado en tan solo dos décadas hasta alcanzar los 460 millones de toneladas (Mt) en 2022. Más de la mitad de todo ese material se destina a la fabricación de productos de un solo uso, principalmente envases, con un 44% del total según el propio sector. Aunque, ojo al aumento que está teniendo la fabricación de plástico para atender el auge de la demanda del sector textil, que supera ya el 10%.
Lejos de detenerse, tanto la fabricación como el consumo de plástico van a seguir aumentando en los próximos años. Los tres principales productores mundiales, China, EEUU y la UE, están construyendo nuevos polígonos petroquímicos para la producción de los diferentes tipos de polímero o sus componentes. Ante tales perspectivas de crecimiento, la producción podría triplicarse en 2060 hasta rondar los 1.300 Mt anuales de plástico. Más de la mitad de la producción mundial de plásticos procede de países asiáticos. China es el principal fabricante con casi el 35% del total. EEUU produce cerca del 20% y la UE el 15%.
Solo se recicla el 9%
El informe de la OCDE Perspectivas Globales del Plástico (2022) advertía que el porcentaje de residuos de plástico que se logran reciclar no supera el 9%. El 50% acaba en vertederos: algunos de ellos controlados; la mayoría ilegales. El 19% se incinera y el 22% acaba abandonado en el entorno. En total, cada año se vierten al medio ambiente 22 millones de toneladas de residuos plásticos, y se prevé que este porcentaje se duplique hasta superar los 44 Mt anuales hacia 2060.
La mayoría del plástico que se utiliza hoy es virgen o primario, es decir, fabricado a partir de petróleo. En 2021, el 90,2 % de la producción mundial de plásticos era de origen fósil. Los plásticos elaborados a partir de materiales reciclados posconsumo tan solo representan el 8 % del total. La pequeña fracción restante, 1,5 %, corresponde a bioplásticos de origen orgánico.
En 2020, más de seis millones de toneladas de residuos plásticos acabaron en los ríos del planeta, mientras que cerca de dos millones de toneladas más se vertieron directamente en los océanos. De hecho, algunas de las principales arterias del planeta se están convirtiendo en gigantescos desagües de plástico, tal y como destacaba un informe publicado en Environmental Science según el cual diez de ellos transportan actualmente hasta el 95% del que acaba en los océanos. Son el Yangtsé, el Amarillo, el Perla y el Hai en China; en India, el Ganges y el Indo; el Mekong a su paso por Vietnam; el ruso Amur, y el Nilo y el Níger en África.
Plastificando el futuro
Se calcula que en la actualidad los mares y océanos del planeta acumulan 30 Mt de plástico en su interior, mientras que otros 109 Mt permanecen en las cuencas de los ríos. Sin embargo, el informe de la OCDE advierte que, ante el constante aumento de la producción, consumo y vertido incontrolado de este material, se prevé que la cantidad que se acumula en los ríos y el medio acuático terrestre se triplique en 2060, llegando a rondar los 500 Mt para entonces.
La acumulación de tal depósito de plástico en los ríos implica que su aportación hasta los océanos continuará durante décadas, incluso aunque lográsemos reducir significativamente la producción mundial y detener su vertido incontrolado. Por otra parte, recoger todo ese volumen de residuos se hará cada vez más difícil y costoso a medida que los plásticos se vayan fragmentando en partículas cada vez más pequeñas y se conviertan en microplásticos, cuya presencia en nuestro entorno está aumentando sin control.
Por último, y más allá de los peligros que representa la acumulación de plásticos en el medio ambiente marino y terrestre, tanto para la biodiversidad que albergan como para la salud humana, los plásticos también contribuyen sustancialmente al incremento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) que están provocando el actual cambio climático. Según la OCDE, la producción de plásticos genera actualmente en torno a 2.000 Mt de GEI, lo que equivale al 3,5% de las emisiones globales. Y con base en los datos de crecimiento previstos para el sector, en 2060 podrían alcanzar los 4.300 Mt.
Estos datos revelan la necesidad de emprender de una vez por todas medidas globales para razonar la producción de plástico de un solo uso, el maldito plástico de usar y tirar que en su mayor parte acaba convirtiéndose en basuraleza. Pero ahora lo urgente es retirar toda la granza que, a manera de granizada plástica, está recubriendo las playas de Galicia y del Cantábrico, y en la medida de lo posible las sacas que aguardan en el fondo del mar para seguir alimentando la pesadilla y amenazando la vida marina.
Fuente: El confidencial. José Luis Gallego