El cambio climático está alterando el ritmo regular de las estaciones y está causando el caos en la naturaleza y afectando gravemente a la floración de las plantas y a la conducta de los animales, según un reciente informe del National Trust a partir de más de 500 puntos de observación en el Reino Unido.
Los expertos en fenología (la ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos) hablan ya de un «desplazamiento de la línea de base» de las estaciones, con veranos cada vez más largos, inviernos más cortos e intensos y primaveras y otoños marcados por las anomalías térmicas.
«El cambio de los patrones meteorológicos, y en particular las altas temperaturas, está trastornando del ritmo natural de las estaciones«, certifica Ben McCarthy, director de Naturaleza y Restauración Ecológica en el National Trust. «Esta falta de previsibilidad causa el caos en la conducta de los animales y tiene un impacto en los árboles y en la plantas».
El informe del National Trust está elaborado a partir de las observaciones en puntos de interés histórico o natural repartidos por las islas británicas. Los autores del informe advierten de entrada que el 2023 no ha sido tan extremo en el Reino Unido como en otros puntos de Europa (de hecho, no ha sido el primero, sino el segundo año más caluroso). Aun así, las conclusiones sirven como muestrario de lo que seguramente está ocurriendo en otros países.
«Las temperaturas más altas a lo largo del año está resultando en inviernos más cortos que pueden tener especialmente un efecto devastador en los árboles, mucho más vulnerables a las plagas y a las enfermedades», advierte Ben McCarthy. «Los animales salen antes de la hibernación, las aves migratorias también se adelantan y se ven alterados los períodos de celo y reproducción de numerosas especies».
LOS ANIMALES MÁS VULNERABLES
El ciervo rojo o común es una de las especies más afectadas. Su período de apareamiento (normalmente de octubre hasta enero) se está retrasando, lo que significa que las crías nacen verano y no en primavera, con tiempo insuficiente para crecer y resistir a los golpes del frío invernal.
La subida de las temperaturas registradas en febrero de 2023 supusieron la salida prematura de la hibernación de mamíferos como el lirón común. La pérdida de «sueño invernal» puede afectar notablemente a su comportamiento durante el resto del año, con un agotamiento de su energía vital.
El roble, el árbol emblemático del Reino Unido, está sufriendo también las consecuencias de los inviernos más cortos, que lo hacen mucho más vulnerable a las plagas de la polilla procesionaria y sus orugas con pelo urticante (que puede suponer también riesgos para la salud de los humanos). La Thaumetopoea processionea se ha extendido hacia el norte, desde su hábitat tradicional en el Mediterráneo, y ha provocado intervenciones de la Comisión Forestal en cuatro distritos de Londres.
Otro insecto que está proliferando gracias al aumento de las temperaturas es el escarabajo del brezo, que está matando grandes extensiones de pasto. Una prospección con drones en Dunwich Heath, en Suffolk, constató este año la desaparición del 60% del manto vegetal por la acción de este coleóptero de color parduzco.
INVASIONES DE ALGAS
El bajo nivel de agua en los ríos y la subida de las temperaturas del mar (de tres a cuatro grados por encima de los registros habituales) ha provocado invasiones de algas y puede estar detrás de los numerosos episodios de muertes masivas de peces y moluscos en las costas británicas a los largo de 2023.
«Los cambios graduales que estamos viendo puede que no sean muy apreciables en el curso de doce meses, pero serán extraordinariamente significativos al cabo de una década», advierte Beb McCarthy, que advierte de la necesidad de monitorizar las condiciones de los ecosistemas locales (y de presionar a los políticos) para tomar medidas urgentes de adaptación al cambio climático.
En todo el mundo están surgiendo entre tanto comunidades de observadores fenológicos como RitmeNatura, que lleva monitorizando en Cataluña desde el 2016 el impacto del cambio climático en las estaciones: de las floraciones de otoño a la falta de polinización que puede afectar en última instancia a las cosechas y a la alimentación humana.
Fuente: El Mundo
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2024/01/10/659d6da4e85ece59768b45c2.html