Los niveles globales de partículas en suspensión y de dióxido de nitrógeno, responsables de gran parte de la contaminación ambiental, han disminuido en la mayor parte de Europa en los últimos años. Así lo indica un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), cuyos resultados se publican este miércoles en Nature Communications. En concreto, los niveles de PM10 (partículas con un diámetro inferior a 10 micras) bajaron un 2,72% entre 2003 y 2019, los de dióxido de nitrógeno (NO2) lo hicieron un 2,45% y los de PM2,5 un 1,72%. No obstante, los autores señalan que los niveles de ozono (O3) aumentaron un 0,58% en el sur de Europa, lo que multiplicó casi por cuatro el número de días con mala calidad del aire en la región.
Las partículas finas presentes en el aire penetran directamente en los sistemas respiratorio y circulatorio. Aunque para la mayoría sus efectos sólo son perceptibles durante los picos de contaminación y sólo causan molestias leves (tos, irritación de la garganta y de ojos), las autoridades sanitarias advierten de que sus efectos a largo plazo presentan graves riesgos para la población: se estima que la contaminación del aire es el origen de más de 238.000 muertes cada año en Europa, además de múltiples patologías (accidentes cardiovasculares, cerebrales, cáncer de pulmón…). Y si bien todas son nocivas para la salud, las PM2,5 (con un diámetro inferior a 2,5 micras) han sido señaladas como especialmente peligrosas por su mayor capacidad de penetración en el organismo.
El objetivo del trabajo que se publica este miércoles era evaluar la cantidad de días que superan los límites de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para uno o varios contaminantes. Para ello el equipo analizó, usando técnicas de aprendizaje automático, los niveles de contaminación en más de 1.400 regiones de 35 países europeos (543 millones de habitantes). Los modelos recogieron datos de múltiples fuentes, como estimaciones de aerosoles por satélite, datos atmosféricos y climáticos existentes e información sobre el uso del suelo.
Según los autores, los resultados ponen de relieve «mejoras significativas» de la calidad del aire en Europa en lo que respecta a las PM10 y NO2, pero los niveles de PM2,5 y O3 siguen superando las directrices de la OMS en muchas regiones. «Se necesitan esfuerzos específicos para abordar los niveles de PM2,5 y O3 y los días con contaminación compuesta [días en que se superaron simultáneamente los límites de dos o más contaminantes]», afirma Zhao-Yue Chen, investigador de ISGlobal y autor principal del estudio. «Especialmente en el contexto del rápido aumento de las amenazas del cambio climático en Europa».
24 DÍAS DE MEDIA EN ESPAÑA
El enfoque de este trabajo, basado en los datos, les ha permitido crear una imagen diaria global de la calidad del aire en el continente. No obstante, los autores señalan que, en general, los resultados coinciden con las estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que se basan en las lecturas sobre el terreno de las estaciones urbanas. Así, estiman que el 98% de la población europea vive en zonas que superan los niveles anuales recomendados por la OMS de PM2,5, el 80% en zonas que superan los de PM10 y el 86% en zonas con niveles excesivos de NO2.
También han podido identificar regiones particularmente castigadas por las partículas en suspensión. Italia y Europa oriental registraron niveles de PM2,5 y PM10 más elevados, mientras que los niveles de PM10 fueron más elevados en el sur de Europa (norte de Italia, Reino Unido, Bélgica y los Países Bajos). En el caso de España, los niveles de contaminación ambiental excedieron los niveles recomendados por la OMS una media de 24 días cada año, una cifra menor a la de Francia (87 días), Alemania (107) o Italia, pero superior a la de Portugal (10). No obstante, esos datos varían mucho por regiones: la provincia de Granada, por ejemplo, registró 169 días con niveles de contaminación superiores a los baremos de la OMS, mientras que otras, como Salamanca y Ourense, apenas vivieron una jornada de contaminación excesiva.
Además, España ha registrado un número relativamente elevado de días con niveles de PM2,5 por encima de los registros recomendados. «La buena noticia en este sentido es que el número de esos días ha disminuido significativamente, pasando de 40 al año (2003-2008) a 12 (2015-2019)», explica Zhaoyue Chen. «Que las provincias del sur y de levante hayan experimentado más días de PM2,5 excesivos puede deberse a diferentes factores como las fuentes de energía residencial y comercial, las emisiones ligadas al tráfico, la agricultura o los incendios forestales».
EL PROBLEMA DEL OZONO
Por otro lado, los autores subrayan que el ozono (O3) aumentó un 0,58% en el sur de Europa, tendencia a contracorriente con el resto del continente. El ozono troposférico se encuentra en las capas bajas de la atmósfera y se considera un contaminante secundario porque no se emite directamente a la atmósfera, sino que se forma a partir de ciertos precursores -como los compuestos orgánicos volátiles, el monóxido de carbono y los óxidos de nitrógeno- que se producen principalmente en el transporte y la industria. «La gestión del ozono presenta un reto complejo debido a su vía de formación secundaria», explica Joan Ballester Claramunt, investigador de ISGlobal y autor principal del estudio. «Las estrategias convencionales de control de la contaminación atmosférica, que se centran en la reducción de las emisiones de contaminantes primarios, pueden no ser suficientes para mitigar eficazmente los niveles de O3 y los días con contaminación compuesta asociados».
Ese aumento se traduce en que, a pesar de las mejoras globales, el 86,3% de la población europea experimentó al menos un día al año con contaminación compuesta. Las combinaciones de PM2,5-NO2 y de PM2,5-O3 son las más comunes. Además, el tiempo medio de exposición y la población expuesta a días con contaminación por PM2,5 y O3 es mucho mayor que en el caso de los otros dos contaminantes. En este sentido Joan Ballester Claramunt subraya que abordar el cambio climático, «que influye en la formación de ozono a través del aumento de la luz solar y el incremento de las temperaturas, es crucial para la gestión del ozono a largo plazo y la protección de la salud pública».
Hace sólo unas semanas la Unión Europea acordó reforzar la normativa comunitaria sobre los límites sobre contaminación. La decisión no entrará en vigor hasta 2030 y forma parte del plan ‘Contaminación cero en 2050’ de la UE. No obstante, el texto ha sido objeto de debate a lo largo de los últimos dos años y, aunque reduce los umbrales de exposición aceptables para la población, estos siguen sin alinearse con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que recomienda umbrales aún más bajos.
Fuente: El Mundo. Amado Herrero.
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2024/03/13/65f198bcfdddff94238b458e.html