España encara el Día Internacional de la Prevención de Incendios, que paradójicamente se celebra este viernes, con el peor incendio en las islas canarias en cuatro décadas. En poco más de dos días «el balance ya es desastroso en Tenerife», en palabras de Manuel Nogales, delegado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Canarias: «Se ha quemado gran parte de la corona forestal, el paisaje protegido de las Lagunetas, está entrando desgraciadamente en la reserva especial de Las Palomas, que es especialmente interesante porque allí son abundantes las dos palomas endémicas de Canarias (la paloma turqué y la paloma rabiche), y por la flora interesante que vive allí y se va a quemar. No creo que se va a poder defender porque las autoridades están más pendientes de los núcleos urbanos, como es normal», afirma preocupado este biólogo.
«Últimamente llevamos una rachita de emergencias que no levantamos cabeza», reconoce Nogales, que considera que «lo peor de este incendio no es lo que se ha quemado sino lo que se va a quemar. Si no se puede parar va a ser un auténtico desastre, y a mí me gusta quitar hierro a las cosas», sostiene. Para que se hagan una idea, hay 50.000 hectáreas alrededor del Parque Nacional de El Teide. Y el Parque Nacional de Garajonay de La Gomera, que se considera mediano, tiene 4.000 hectáreas.
«Estamos muy preocupados porque el incendio está afectando al mayor parque natural del archipiélago canario. Hablamos de un ecosistema único que alberga especies importantes y endémicas de fauna como el pinzón azul de El Teide, varias especies de murciélagos o distintos escarabajos, que es fauna que tardará en volver», coincide su colega Luis Suárez, coordinador de conservación en la organización WWF.
En el área afectada por el fuego de Tenerife hay dos grandes hábitats, el pinar, que ocupa un 95% del territorio, y una franja de restos antiguos de laurisilva en la vertiente norte, de 500 a 700 metros de altitud, tal y como detalla Nogales
RÁPIDA REGENERACIÓN DEL PINO CANARIO
A Luis Suárez le preocupan especialmente ciertos barrancos donde quedan esos restos de laurisilva, donde viven especies autóctonas: «Por un lado esa vegetación de laurisilva va a contribuir a frenar el incendio pero son ecosistemas muy delicados», advierte. Como aspecto esperanzador, explica que «el pino canario es muy resistente al fuego, tiene una corteza muy fuerte y puede aguantar bastante. En incendios anteriores hemos visto que se regeneraba rápidamente, pero tardará un tiempo».
Dice Nogales que Tenerife es una «buenísima reserva para esas dos palomas, la paloma turqué y la paloma rabiche, y para el pinzón azul. También para pájaros pequeños como el herrerillo canario, el mosquitero canario y el reyezuelo canario, todas endémicas. Pero el que más preocupa es el emblemático pinzón azul, que es endémico sólo de Tenerife, los otros viven en otras islas Canarias. Además, el incendio ha sorprendido a este pájaro en época de reproducción tardía, los pollitos voladores están seguramente en el medio natural, así que les ha pillado en un momento muy delicado», advierte.
Destaca asimismo al menos cuatro especies de murciélagos ligados a ese bosque, alguno endémico como el murciélago de Madeira, y tres lagartos endémicos que no suelen estar tanto en el pinar sino en zonas más bajas como el lagarto tizón, el perenquén de Delalande y la lisa dorada.
En lo que respecta a la vegetación, Nogales destaca «una planta conocida como tico de paloma (Lotus berthelotii) de la que sólo quedan tres poblaciones con pocos individuos, y tiene toda la pinta de que se haya podido quemar. También tenemos la garbancera canaria, endémica, hay un alamillo (Pericallis multiflora) que seguramente se ha quemado también y el cabezón de Añavingo (un grupo de plantas endémicas que seguramente se han quemado), además de una orquídea endémica muy ligada al pinar, y un cedro canario. Ese es básicamente el escenario apocalíptico que tenemos estos días», resume.
Canarias, subraya el biólogo «es un auténtico hotspot de biodiversidad, y el fuego está en el corazón de ese punto caliente. Esa zona norte capta además mucha humedad atmosférica, y que se reduzca la superficie verde no es desde luego una buena noticia».
Fuente: Periódico El Mundo
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2023/08/18/64df6487e85ecec9568b45bc.html